Champiñones muy molones

Lo reconozco, soy una urbanita irredenta. Ha tenido que llegar Iberfunghi para dar verdadero sentido en mi vida a eso de «crecen como champiñones».
Me encanta el proyecto de la zaragozana Lara Bendicho. Por su improbable combinación de ciencias y conceptos. En Iberfunghi se mezclan la biología (Lara es bióloga), la sostenibilidad, la ecología, el diseño, el juego y lo didáctico.
Lo que Lara propone es, sobre todo, una sencilla experiencia que engancha.
En una bonita caja diseña por el Estudio Novo, Lara ofrece un paquete de posos de café en el que ella ha ‘cebado’ hongos (de la especie más común, la que se conoce popularmente como seta de cardo). Tras abrir en la caja un agujero, aparece la bolsa compacta en la que están los posos. El usuario habrá de hacer una cruz y rociar la zona con agua abundante, ayudándose de un pulverizador que se incluye en el kit.

A partir de ese momento, sólo hace falta esperar y disfrutar como un niño, porque a mí la experiencia me transportó al colegio, cuando hacíamos eso de poner una lenteja en un vaso entre algodones para ver crecer una plantita.

El crecimiento de los champiñones es exponencial, casi que asusta. Una vez estén bien creciditos, basta con arrancar la ‘cosecha’ y, en mi caso, hacerse un buen revuelto con huevos.

 

Más allá de la diversión que proporciona, la cajita de Iberfunghi es una interesante experiencia didáctica (me parece genial para regalársela a los niños) y una manera de aprender de cerca técnicas ecológicas. Porque resulta que los hongos ayudan a eliminar la toxicidad del café, cuyos residuos lo son y en muy alto grado.

Bajo estas líneas, un collage del ‘momento champiñón’ en mi casa:

Las cajas de Iberfunghi cuestan 15 euros y se pueden encontrar en Iberfunghi, y en las tiendas físicas de Ikko Zaragoza y en cafés el Criollo, una marca aragonesa que colabora en el proyecto aportando sus posos. También en el Mercado de Las Armas, cuya próxima edición es el próximo domingo, día 8 de junio.

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