Es La Bendita un bar de los que te crees. En plena fiebre del ‘cafécuquismo’, de la monería franquiciada, también he aprendido a desarrollar un olfato para distinguir el alma en los bares… Ese intangible ‘yenesecuá’ al que hace nada apelaba una seguidora de este blog, Paola Gracia.
Bien, pues La Bendita, que acaba de abrir en la esquina de la calle Blancas con el Coso, lo tiene. Está pensada para ser disfrutada. Y resume, como en un lienzo, las ideas que sobre decoración ha ido atesorando en la cabeza Marian García, dueña de El Altillo, en Residencial Paraíso. Es La Bendita un compendio de cosas bonitas. Lo cual no siempre es sinónimo de local bonito. Las cosas bonitas hay que saber disponerlas, ordenarlas… o desordenarlas. Decenas de lámparas, espejuelos, papeles pintados, sillas, sillones, banquetas, estampados, cuadros… Un sinfín de detalles conviven de manera armónica. No es casual que entre las influencias de Marian este el mundo árabe.
La Bendita abre desde las 7 de la mañana hasta la noche. Y los fines de semana tiene sesión noctámbula, con gintónics.
Para que os situéis más, diré que Marian y su familia están detrás de lo que ahora se revela como un pionero del ‘cafécuquismo’, El Rincón de la Abuela. Y también del Colonial, un poco más arriba de La Bendita, también en El Coso.
La oferta gastronómica (que incluye fritos, pulgas, repostería casera, vinagrillos o menú de grifo) es la misma que la del anterior bar que ocupaba el local, Las Glorias. Vamos, que nadie lo diría pero los dueños son los mismos.
De momento, no dan comidas, pero en un futuro podrían ofrecerse bocadillos.
Por último, una recomendación: mirar a todos los lados en busca del detalle (hasta en el techo) y disfrutar del invernadero/mirador que da al Teatro Principal. Abajo, un detalle: